jueves, 20 de enero de 2011

Entrevista a Mikel Buesa sobre la viabilidad de Cataluña y el País Vasco como país

Mikel Buesa analiza la viabilidad económica de la secesión en Cataluña y el País Vasco y la repercusión que esa eventual situación produciría en el conjunto de España.

Los nacionalistas gustan de pintar un idílico panorama económico para sus regiones en el caso de que llegaran a independizarse. Y añaden que el gran perjudicado en un proceso de secesión sería España, y no esas regiones. En una reciente entrevista, Mikel Buesa (UPyD) reflexiona al respecto:

Pregunta.- Los nacionalistas sostienen que si logran la independencia el problema será de España porque los ricos son ellos. Afirman que la riqueza está precisamente en las regiones que quieren segregar.

Respuesta.- Eso es radicalmente falso. Cataluña y el País Vasco forman parte del núcleo de regiones desarrolladas de España. Pero contra lo que dicen los nacionalistas, ellos no son los ricos, y los demás, pobres. Hay unas cuantas regiones que sobrepasan ampliamente el nivel de bienestar de Cataluña y el País Vasco. Buena parte de la actividad económica en esas dos regiones se genera porque colocan su producción en el mercado nacional. Aun cuando ahora no tenemos fronteras económicas en el marco europeo, el mercado nacional sigue siendo muy importante. Y la intensidad de la relación económica de las empresas catalanas y vascas con ese mercado es muchísimo mayor que con cualquier otro. Es el efecto frontera: hablamos el mismo idioma, participamos de un sustrato cultural común, hay siglos de relación, etc. Son muchos los elementos que intensifican esa relación.

Pregunta.- En cambio si fueran independientes aparecerían las fronteras.

Respuesta.- Si se rompe la relación con el resto de España aparecerán fronteras. Ser independiente no significa que uno está metido en el tinglado europeo, sino que tiene que empezar a trabajarse cómo se mete en la Unión Europea. Pero mientras tanto hay fronteras económicas, hay trámites aduaneros, impuestos, muchos elementos que encarecen los productos. Lo que significa que se pierden los mercados. A ello hemos de añadir que en España hay mucha gente que no ve con buenos ojos la independencia de esas regiones, lo que generaría reacciones de rechazo a sus mercancías. Todo ello provocaría un retroceso importante de la actividad económica en esas regiones. Solo con la aplicación de las reglas aduaneras, para el País Vasco esas pérdidas representarían alrededor del 15% del producto interior bruto. A ello hay que añadir que habría deslocalizaciones de empresas, con lo que ese porcentaje se elevaría al 25%. Además se producirían fenómenos migratorios derivados de la violencia ejercida contra quienes son españoles y querrían seguir siéndolo. Ese vaciamiento demográfico, que podrían alcanzar entre el 15% y el 20% de la población, supondría una fuerte reducción de la actividad económica. En 5 o 10 años los procesos de secesión desembocarían en una drástica reducción del tamaño de esas economías. No es cierto el argumento de que, con la independencia del País Vasco y Cataluña, saldría perdiendo el resto de España, es un argumento falaz donde los haya.

Pregunta.- Esas serían las consecuencias de la independencia para Cataluña y el País Vasco. ¿Y cuáles serían las consecuencias para el resto de España?

Respuesta.- Se produciría un cierto shock, relativamente pequeño, en nuestra economía. Pero superado este, la economía española saldría mejorada. Los mercados se pierden pero no desaparecen, los ocupa otro. Y ese otro sería una empresa de Badajoz, o de cualquier otro lugar, que encontraría su oportunidad en la retirada de una empresa catalana. La secesión de esas regiones generaría nuevas oportunidades para el resto de España, con un mercado mucho más amplio que el de las zonas que se independizarían y que, por estar abierto desde el punto de vista internacional, multiplicaría sus oportunidades frente a las de esos dos nuevos países.

(Mikel Buesa en Valencia Hui, 9.12.07)

En la fotografía: Mikel Buesa.

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